¿Estamos ya en verano y aún no te has decantado por realizar uno de los maravillosos viajes a Grecia que te hemos propuesto desde Egrecia en estos últimos meses? No desesperes, todavía estás a tiempo. Pero, como la temporada estival es la de mayor afluencia de turistas a este país europeo, hoy os proponemos un viaje a una serie de islas poco turísticas, dejando fuera a las más famosas Mykonos y Santorini.
Isla de Paros
Ubicada a medio camino entre la capital del país, Atenas y Santorini los turistas que arriben al puerto de Parikia se encontrarán con una de las islas con más encanto de todo el archipiélago de las Islas Cícladas. Hay que señalar que Paros es bastante turística aunque no tanto como Mykonos, denominada la Ibiza de Grecia. Paros es un destino tradicional de vacaciones de la burguesía ateniense desde hace décadas. Cuenta con iglesias blancas coronadas por cúpulas azules, pueblos hermosos como Naoussa o Lefkes o la joya de la isla de Paros, la iglesia bizantina de Anagia Ekatontapyliani. Este templo fue erigido por Santa Elena durante su viaje a Jerusalén. Por si esto fuera poco, Paros cuenta con playas de primer nivel.
Isla de Milos
Una de las mejores opciones si la quiere conocer partiendo desde la capital ateniense es Milosm debido a las excelentes conexiones existentes, tanto vía barco, como por avión.La isla de Paros posee una extraña forma como de anacardo, y es sin ninguna duda una de las islas griegas más completas en el ámbito turístico. Esto es debido a que atesora yacimientos arqueológicos, como un teatro y catacumbas paleocristiana, de hecho en ella se descubrió la famosa Venus de Milo que hoy se encuentra en el Museo del Louvre de París, Francia. Milos también cuenta con coladas de lava dado su origen volcánico y acantilados repletos de grutas y cavernas, antiguo refugio de piratas. Los que estén a la búsqueda de buenas playas, en Milos encontrarán numerosos arenales de arena dorada. También hermosos pueblos pesqueros como Klima o Firopótamos donde degustar la mejor gastronomía típica de la isla.
Isla de Cefalonia
La mayor isla del archipiélago de las Islas Jónica es una opción magnífica para los que busquen paz y tranquilidad. Cefalonia se encuentra prácticamente deshabitada. En esta isla se localizan maravillas de la naturaleza como la como la cueva de Melissani, un lago en parte subterráneo cuyas aguas adquieren un color azul eléctrico al incidir en ella los rayos del sol. Una de las playas más hermosas de toda Grecia está en esta isla, llamada Myrtos Beach. El encanto de la isla se completa con una visita a los preciosos pueblos de Fiskardo, ubicado al norte de la isla o el de Assos, más al sur.
Isla de Ítaca
La belleza de la isla de Ítaca, única a su leyenda, ha conllevado que numerosos visitantes se enamoraran de ella nada poner poner un pie en ella. De hecho, se cuenta que el famoso poeta Lord Byron quiso adquirir la isla de Ítaca poco antes de su defunción mientras luchaba por la independencia del país griego. Esta isla de reducidas dimensiones está bastante aislada, por lo que puede resultar algo complejo llegar hasta ella. Las conexiones con otras islas del archipiélago de las Jónicas son escasas e inexistentes con la capital del país, Atenas. Para llegar a ella lo mejor es hacerlo a través de la vecina isla de Cefalonia. Ítaca es la patria de Ulises, el héroe de La Odisea, uno de los grandes clásicos griegos. Los restos que quedan de su antiguo palacio están muy mal conservados. Vathí, su capital, emplazada en una exuberante bahía, tiene una agradable visita, al igual que las numerosas calas y playas escondidas por la isla.
Isla de Amorgos
Terminamos este recorrido por las islas griegas que te recomendamos para este verano por la isla de Amorgos, un remanso de paz y tranquilidad. Lo más famoso de Amorgos son sus calas de ensueño con aguas cristalinas y fondo de piedra en las que te puedes bañar prácticamente solo, alejado de las grandes multitudes de otros rincones del Mediterráneo. En pleno corazón del Mar Egeo, la isla emplazada más al oriente de las Islas Cícladas cuenta con divinas localidades rurales donde el tiempo parece haberse detenido, molinos de viento tradicionales y tabernas donde disfrutar de la gastronomía más auténtica.
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